Esta asombrosa serie de imágenes muestran cómo, en el mundo del oso pardo, no hay disputas sobre el castigo corporal de los niños.
En primer lugar, la madre lo mira con enojo a su hijo mientras éste se encuentra a pocos metros buscando culpables y avergonzado.
En cuestión de segundos está acorralado en una esquina con una expresión de terror mientras ruge su desaprobación.
Poco después, él se encuentra en el aire cuando ella lo toma por la piel del cuello y lo impulsa de lado a lado.
Sin embargo, el feroz encuentro en el Simferopol zoológico en Ucrania llega a una conclusión pacífica, cuando la madre, que pesa unos 250 kilogramos (550 libras), con cuidado lo abraza contra su pecho para asegurarle que todo está perdonado.
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